No todos los hijos se conciben en el vientre ni son de carne y hueso. Algunos, son sueños que en las manos correctas se vuelven realidades espléndidas. El hijo: Fiesta Esmeralda, la madre: Martha Yokoi, el mérito: haber llevado la cultura y la alegría colombiana a través de la cumbia, a cada rincón de Japón durante más de veinticinco años.
Martha Cecilia se define a sí misma como una mujer alegre, sensible, enamorada de la vida, de su esposo y de sus cuatro hijos. A esta acertada descripción, yo agregaría que su vitalidad, brío y simpatía contagian a quienes la rodean, y que gracias a ello, los japoneses conocen la famosa Pollera Colorá.
Nació hace cincuenta y siete años en Fresno, Tolima, y desde los siete, se mudó a la ciudad de Bogotá donde una década después conocería al amor de su vida. Una vez egresada del bachillerato, y mientras estudiaba francés e inglés, empezó a trabajar como recepcionista en una empresa japonesa. Allí conoció a Toru, un ingeniero nipón que había sido enviado a Colombia para realizar unos proyectos.
De inmediato, el japonés quedó flechado con la colombiana que no le prestaba atención. Seis meses después, gracias a una determinación de Samurai, Toru conquistó a Martha y desde entonces ya han pasado cuatro décadas.
El matrimonio se instaló en Bogotá, donde pronto nacería su primogénito Kenji, el famoso conferencista colombo-japonés de Ciudad Bolívar, conocido por sus multitudinarios seminarios.
Durante una década, Martha y Kenji disfrutaron de las asignaciones de trabajo de Toru, lo cual les permitió vivir en catorce países donde Martha fomentó la cultura colombiana a través de la danza y el teatro.
En 1989, a raíz del secuestro de un japonés en Colombia, la multinacional para la que trabajaba Toru decidió mandarlo de regreso a Japón, donde empezaría un nuevo capítulo en la vida de los Yokoi. El contraste de la cultura caribeña, espontánea, alegre y bulliciosa -como lo es Martha- con las maneras rígidas, silenciosas y calculadas de los nipones, le hicieron sentir que había llegado a “un cementerio” en el cual, dijo, no se quedaría por más de seis meses.
Pocos tiempo después de haberse completado ese plazo, Martha conoció a una agrupación de música latinoamericana que la contrató como cantante. Al mismo tiempo, un grupo de ancianos de un centro comunitario le pidió que les enseñara a bailar cumbia a cambio de lecciones de japonés. Fue así, como entre una cosa y la otra, se despertó de nuevo la faceta artística de Martha, el amor por enseñar, pero sobre todo su tremenda pasión por el folclor colombiano.
Y mientras el periodo de seis meses para abandonar “el cementerio” ya iba en más de un año, de nuevo los astros se alinearon. Martha conoció a dos colombianas que aceptaron su invitación para conformar un grupo de baile de cumbia colombiana. Lo bautizaron con el bello nombre: Fiesta Esmeralda, y pasó de tres integrantes a más de veinte, y el orgullo de celebrar este año, sus bodas de plata.
Fiesta Esmeralda es conocido en gran parte del archipiélago Nipón gracias a los eventos culturales a los que es invitado como representante de Colombia. Desde hace mucho, es identificado como uno de los principales grupos de danzas folclóricas latinoamericanas, y como el único en el género de la cumbia.
Uno de los momentos difíciles y a la vez satisfactorios en la vida de Martha, ha sido el terremoto y accidente nuclear que Japón padeció en el 2011. Presa del miedo y del estrés post traumático, pero siendo identificada como una de las principales líderes de la comunidad latina, decidió viajar a la zona del desastre en calidad de voluntaria y de bailarina de cumbia, para llevarle algo de alegría a los miles de damnificados. Nada como ésto define a Martha. Su carisma y altruismo son parte de su sello personal y están por encima de todo.
Antes de conocerla, alguien me habló de Martha con estas palabras: “deberías entrevistarla, es la mamá de Yokoi Kenji”. En ese momento pensé que era injusto identificarla por su hijo famoso y no por sus méritos. Ahora creo que a esta colombiana que lleva veintisiete años en Japón, cuando sólo se quedaría seis meses, la vida sí le hace justicia cuando la reconocen como la orgullosa madre de Kenji -el conferencista-, de Tamami -la excepcional bailarina-, de Hajime -el estudioso-, de Emi -la princesa cumbiambera-, pero sobre todo del más célebre: del talentoso grupo Fiesta Esmeralda. 🌸
Que lindo saber de los colombianos que estan fuera de pais, mi hija es ña Reina Infantil internacional del Bambuco y esto me ha permitido saber, conocer y que hacen algunos colombianos en el exterior .
Linda la nota que le haces a la señora Martha Yokoi , no la conozco en persona pero hablamos horas y horas por Messenger y puedo decir que a es ella quien describes es tan alegre y jovia.
Estaremos visitandolos a finales del mes de julio con mis hijas para regalarles un poco de folclor colombiano más exactamente folclor huilense junto a esta gran mujer Martha Yokoi que es un ángel que nos ha invitado .
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Muchas gracias por ser una representante de nuestro folclor. Un fuerte abrazo a la distancia ✨
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ME ENCANTO ESTE REPORTAJE LA VERDAD RECIEN ME TOPE CON ESTE MARAVILLOSO SER YOKOI POR INTERNET Y HE QUEDADO MUY AGRADECIDA CON DIOS PUES ES UN HOMBRE COMO POCOS ASI COMO SUS RAICES SU FAMILIA AUNQUE PAREZCA ALGO COMPLEJA O RARA POR LA MEZCLA SON A MI PARECER ESPECTACULARES QUE DIOS LOS SIGA BENDICIENDO ME ENCANTARIA PODER TENER EL HONOR DE CONOCERLES EN PERSONA GRACIAS
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