Su nombre es Pablo y es artista plástico.
Su apellido paterno, Posada, explica su marcado acento bogotano el cual llama la atención ya que en Colombia solo vivió desde los siete hasta los diecinueve años. Su apellido materno, Pernikoff, es herencia francesa y justifica su apariencia europea. Nació hace 53 años en Pamplona (España), y aunque tiene pasaporte colombiano y francés, es el perfecto ejemplo de un ciudadano del mundo. Domina seis idiomas y ha vivido en España, Estados Unidos, Colombia, Canadá, Francia, Italia, y la mayor parte de su vida en Japón.
Hace años decidió ser nómada. No tiene casa, no tiene auto, no tiene taller. Como él mismo lo expresa, vive más en su mente que en el plano terrenal. Disfruta el momento, lo que va llegando y el único dinero que necesita es el que carga en el bolsillo porque ni billetera tiene. Algunos de sus escasos bienes los guarda en una pequeña bodega en Tokio, pero sus verdaderos tesoros, sus obras de arte, las lleva consigo por el mundo entero en su maleta de viaje, entre pantalones y camisas.
No se queda en hoteles. Su “hogar” son las casas de entrañables amigos que tiene por el mundo quienes constantemente lo están invitando a pasar una temporada con ellos. De esta forma, Pablo vive viajando por el planeta entero, su verdadera obsesión, y el estímulo con el que crea experiencias y alimenta la inspiración para producir sus obras, las cuales han estado expuestas en reconocidas galerías, museos y hoteles de Bogotá, New York, Tokio, Hong Kong, Taiwán y Beijing.
Decidió “radicarse” en Japón, aunque la palabra residencia no es más que un decir; simplemente, necesitaba contar con un domicilio en un país organizado que lo “organizara” y desde ese punto de vista, la nación nipona le resulta muy conveniente.
Pablo ha estudiado en prestigiosas universidades de América, Europa y Asia. Empezó con ingeniería de sistemas, continuó con ingeniería electrónica, después se refugió en la matemática pura -la base de su obra- prosiguió con diseño industrial y estudios orientales y terminó con su gran pasión: las bellas artes.
Cuando pensamos que el arte y la física no tienen ninguna relación, y que más de un artista le huye a los números, entra Pablo demostrando lo contrario. Su base como matemático y aficionado a la física, le permite ser consciente de cómo la materia que fluye a través del espacio y del tiempo, evoluciona y muta. Y es precisamente ésto lo que lo inspira: poder recrear esos fenómenos usando materiales como la laca, el papel, el metal, el vidrio, la madera o los pigmentos minerales.
Su obra es abstracta, atemporal e ilustra el lado material de lo inmaterial. Sus esculturas y sus cuadros le hablan directamente a los sentidos, pretendiendo explicar los cambios y las manifestaciones que experimenta la materia con el pasar del tiempo y con la exposición a otras fuerzas de la naturaleza.

Pablo es un soñador en el sentido más literal. Dice que tiene el poder de controlar lo que sueña y por ello asegura que cuando más feliz es, es cuando está soñando. Él se deja llevar por el mundo flotante y fluctuante en el que vive, y el cual le imprime la tremenda fluidez a su carácter. Es amigo de sus amigos y lo mismo habla con el presidente de la república que con la señora de los tintos.
Su gran sentido del humor y su extraordinaria sencillez, son algunos de los atributos de este ser humano fascinante y talentosísimo pintor y escultor, cuya obra nos muestra cómo podemos entender la física por medio del arte. 🌸
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Muy buen artículo, para los que no lo conocen describe muy bien su sensibilidad para los que lo conocemos nos recrea y enseña el desapego nos recuerda la importancia del momento y en su caso como el mundo flotante lo inspira llevándolo a una obra magnífica!
pilar
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Qué lindo comentario Pilar. Muchas gracias!!
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